Murió Carlín Calvo
Murió Carlos Andrés Calvo, a los 67 años, según pudo confirmar con sus allegados. El actor nacido en San Antonio de Padua, cuya casa paterna estaba en Centenario entre Ayacucho y Quintana, se encontraba en un centro de cuidados intensivos desde hace varios meses a raíz de su delicado estado de salud generado por los diferentes cuadros de ACV que tuvo durante su vida.
El actor llevaba más de una década inactivo y en los últimos años dependía de la asistencia de personal especializado durante las 24 horas para poder movilizarse y atender sus necesidades básicas. Pero ese alejamiento forzoso de la vida pública y artística no le impidió seguir recibiendo el silencioso reconocimiento del mismo público que en su momento lo consagró como uno de los actores más populares de la Argentina. Calvo fue un precoz galán y un intérprete intuitivo que siempre intentó probarse en facetas alejadas de las fórmulas más exitosas de su carrera, pero terminó atrapado por ellas, muchas veces a regañadientes.
Mucho antes de la caída, el público argentino había elegido a Calvo como uno de sus favoritos. Las mujeres suspiraban frente a su irresistible estampa de galán, los hombres envidiaban sus recursos infalibles de seductor y hasta los más exigentes le reconocían inquietudes que lo destacaban con peso propio en la comparación con otras figuras de sus mismas características: los primeros pasos en el teatro más experimental, la férrea voluntad para encarar más de un proyecto rodeado de riesgos, el timing indiscutido para la comedia. En ese género se concentran los logros máximos de su trayectoria, casi siempre rodeada del calor de un sincero reconocimiento masivo que lo llevó a ser uno de los máximos ídolos del espectáculo local a comienzos de la década del 90.
La temprana vocación artística de Calvo se manifestó en las representaciones barriales y, más tarde, en sus primeras experiencias teatrales adultas, marcadas con el signo de la vanguardia y de la osadía. Participó de La lección de anatomía y Equus, obras que le exigían aparecer desnudo en escena.
Su porte de galán, que reforzaba con cierta pose altiva y visibles detalles de genuina porteñidad, le abrió al mismo tiempo con más velocidad de lo usual el camino en la televisión. Y después de algunas intervenciones poco relevantes llegó la consagración con El Rafa, de extraordinaria repercusión a comienzos de los 80. Allí era el Cholo, hijo del canillita personificado por Alberto de Mendoza, con quien rivalizaba en medio de una poderosa carga erótica (atípica para la época) por el amor de una mujer, Susana Delmónico (Alicia Bruzzo).
Fuente LN y MeL